Bajo la sombra de Chávez
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Bajo la sombra de Chávez
El dicho de lo toma o lo deja para República Dominicana significa cruzar el río tanteando las piedras o hacerlo por el puente que se ve más arriba.
Algunos gritan, unos andan asombrados y algunos otros se aprietan los dientes desde que escribí el artículo anterior sobre las opciones que tiene el gobierno para alcanzar un ajuste fiscal. Sin embargo, la mayoría con la que he tratado el tema entiende el contenido y no duda en aceptar que es una realidad.
Más allá de la histeria de alguna prensa estadounidense sobre el presidente Hugo Chávez y su reflejo en el país, para naciones como la República Dominicana la opción que significa Venezuela es una dura y no cruda realidad. La toma o la deja, todo depende del gobernante del lado dominicano y de los respaldos, no de las palabras, que tenga en sus reservas internacionales y en el superávit fiscal de presupuesto.
La realidad llamada Fondo Monetario Internacional (FMI) no está al alcance del actual gobierno. Primero porque se sabe culpable de su propia crisis con el desorden en el gasto en los dos últimos años. Segundo porque para las “naciones parias”, en la cual caemos, los “beneficios” del FMI están sujetos a serios cumplimientos de metas antes de la firma de algún acuerdo. No olvidemos, de otro lado, que el país, luego del último acuerdo con el FMI, llenó su cuota frente a la institución sobrepasando sus topes.
Lo segundo es que los cambios mundiales hacia “dejar hacer, dejar pasar” en la política internacional permiten al gobierno dominicano acercarse a Hugo Chávez y aceptar su solidaridad, mientras que otros fondos se cierran para la República Dominicana.
Contrario a lo que piensan algunos opinadores, carentes de instrumentos técnicos y estadísticos, lo que requiere el país frente a Venezuela es tan insignificante dentro del potencial financiero del vecino país que el más pequeño de los estados venezolanos consume ese dinero en menos de un trimestre.
Desde cualquiera de los indicadores económicos venezolanos, el presidente Chávez puede seguir “expandiéndose” hacia este lado del Caribe, sin que sus finanzas se vean amenazadas, si quiera de manera ligera. Cuando escribía este artículo, el Banco Central de Venezuela acumulaba reservas internacionales por unos 30 mil millones de dólares, reservas que no incluyen al Fondo de Inversión de Venezuela cuyo volumen supera los 10 mil millones de dólares.
Pensando que alguien puede dudar de las estadísticas del Banco Central de Venezuela me puse “manos a la obra” buscando informaciones independientes. En un minucioso estudio titulado “Latin America and Caribbean Outlook 2009” de junio de 2009, escrito por técnicos del conglomerado JP Morgan Chase, el lector se encuentra con que Venezuela está dentro de los grandes de América Latina, en una posición privilegiada para sortear el impacto de la crisis mundial.
Mientras a la mayoría de las naciones del subcontinente dedican una página donde se resume el “Outlook 2009”, en el caso de Venezuela se dedican 4 páginas.
En la página 31 del documento de JP Morgan Chase donde aparecen principales países de la región (Brasil, Argentina, Colombia, Chile, México, Perú y Venezuela), se publica un tabla que muestra el impacto de las exportaciones de materias primas sobre la balanza comercial, pero compara el endeudamiento de corto plazo y la vulnerabilidad frente a las fugas de esos capitales, siendo Venezuela el menos vulnerable en relación al producto interno bruto. Esos pasivos incluyen los pasivos privados, como los bancarios.
Ese grupo de países presenta una altísima presencia de las exportaciones de commodities en el total, liderando Venezuela esa plaza. Claro, con el nivel sostenido al alza de su principal bien exportado, el petróleo, el riesgo sobre su cuenta corriente no es significativo.
Otro dato es que el servicio de su deuda pública externa es el 18.7 % del PIB en el 2009. Si se ajustara con las deudas de terceros frente a Venezuela el nivel de endeudamiento externo sería menor o cero.
Mientras, no es complicado entender el financiamiento del ajuste fiscal dominicano a través de la asistencia financiera de Venezuela, pues se trata, en gran medida, de financiamiento en especie, con suministro de derivados del petróleo.
Si finalmente el gobierno dominicano hace la emisión de bonos soberanos y Venezuela compra parte o toda la emisión sería la única entrada de efectivo para el país y la única forma en que el gobierno de Chávez comprometería sus reservas (no importa dónde se coloquen, si en el BCV o en el Fondo de Inversiones).
Sin embargo, para quienes ven eso un “fuerte impedimento”, el gobierno de Venezuela finalmente no pierde reservas porque es práctica suya descontar esos bonos soberanos en el mercado secundario de su país, traspasándolo a su sector privado financiero y recuperando la inversión.
Mientras tanto, el descuento aparece como instrumento de política monetaria. El gobierno de Venezuela recoge liquidez interna al vender papeles adquiridos por el Estado.
Detrás de esos actos de Chávez, decenas de empresarios con liquidez vienen haciendo grandes negocios financieros con el gobierno de Venezuela. En silencio, grandes negocios traen a fuertes grupos económicos que desde el punto de vista político aparentan neutros. Eso es importante para entender por qué Chávez tiene apoyo entre muchos empresarios de su país. Mientras tanto, sigue promoviendo “el socialismo” con las mejores técnicas del capitalismo.
El dicho de lo toma o lo deja para la República Dominicana significa cruzar el río tanteando las piedras o hacerlo por el puente que se ve más arriba.
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